¡Toc...Toc...Toc!
(Golpean a la puerta, aunque se hallaba entreabierta)
¡Que se anuncie sea quien sea, el que a mi puerta golpea!
Soy una maestro en tu vida, vengo a sanar tus heridas.
A instruirte en la ternura, la compasión, la dulzura y a enseñarte a dar calor.
¿Qué quién soy?, ¡Soy el Amor!
Me hubiese encantado verte, pero hoy no puedo atenderte. Llevo una vida agitada ¡no me da tiempo de nada! Vuelve en otro momento, y de veras que lo siento.
¡Toc...Toc...Toc!
(A los pocos días era el Amor que volvía)
Otra vez yo te visito, ¿podrás darme un momentito?
¡Ay..., tu sabrás comprender, tengo mil cosas que hacer! No quiero ser descortés pero, ¡ven el próximo mes!
¡Toc...Toc...Toc!
(Era el mes siguiente y el Amor allí presente)
He venido con la esperanza en que hoy atiendas mis enseñanzas.
Y si eso no puede ser, ¡no sé si podré volver!
¡Ah..., cómo me gustaría recibirte en este día! Pero ya sabes, las cosas están muy dificultosas, y debo atender urgentemente asuntos con cierta gente.
¡Vuelve mejor en otra ocasión!
¡Toc...Toc...Toc!
(Justo un mes después alguien llamaba otra vez)
¿Eres el Amor de nuevo?
¡No, no, yo soy su relevo!
Soy aquél que lo reemplaza, vengo cuando él fracasa.
Cuando no le das cabida y lo alejas de tu vida.
Cuando niegas su ternura, su bondad y su dulzura.
¡Ya no es tiempo de palabras! y por más que no abras, entraré con mi rigor.
¿Qué quién soy? ¡Soy el dolor!