El poder de la gratitud

Sé agradecido con todos. Con aquellos que te han ayudado, con los que han sido indiferentes contigo, y también con aquellos que te han puesto obstáculos... ellos son verdaderos maestros. Sé agradecido con todos, porque todos juntos están creando el contexto para que te ilumines.
Buda


Esta máxima budista, que recibí las pasadas Navidades a modo de felicitación, me da pie a escribir sobre la gratitud.


Ser agradecidos por todo lo que la vida nos ofrece es un don que todos tenemos en potencia, pero que pocos desarrollan porque son muchos los que creen que tienen muy poco o nada que agradecer. 

Tomamos como obvias  muchas cosas que, en realidad, son un regalo: quejarse por tener que trabajar, en lugar de agradecer el tener trabajo; quejarse por el trabajo doméstico, en lugar de agradecer  el tener un hogar; quejarse porque llueve, en lugar de agradecer que la lluvia limpie el aire que respiramos y beneficie las cosechas; porque hace frío, porque hace calor... quejas, quejas y más quejas.

Hazte consciente de cuántas veces al día te quejas. Y sé consciente de que con esta actitud, con cada queja, minas tu día de una energía densa, de baja frecuencia, que impedirá que fluyas con el ritmo natural de la vida.

Pero este proceso se puede invertir practicando la gratitud.

Practico la gratitud desde hace tiempo. Llena de gratitud vivo viviendo una vida consciente.

Cuando me hice consciente de el poder de la gratitud incorporé su práctica a mi día a día adoptando una actitud de gratitud ante cualquier hecho o circunstancia, independientemente de su naturaleza. 

Actitud de gratitud hacia las personas que me han ayudado, y me ayudan, porque de estas personas aprendo como pensar, sentir, decir y hacer. De ellas aprendo cómo ser.

Actitud de gratitud hacia las personas que han sido, y son, indiferentes conmigo y actitud de gratitud hacia las personas que me han puesto obstáculos. A estas personas les estoy todavía más agradecida porque de ellas aprendo como no pensar, no sentir, no decir, no hacer. Estas personas me enseñan cómo no ser.

Actitud de gratitud hacia la vida por todo, absolutamente por todo. Por lo fácil y sobre todo por lo difícil. Porque toda situación difícil oculta el regalo de una lección, mi tarea es aprender la lección y apreciar lo que se me ha enseñado; y dar las gracias por ello.

Mi actitud de gratitud es humilde, pura, sincera y verdadera. Brota de mi corazón. Y esta es la genuina gratitud, la que se siente de corazón. De nada me serviría decir "gracias" sin sentirlo. De nada me serviría decir "gracias" cuando todo me va bien si no soy capaz de sentir esa misma gratitud cuando la vida me reta poniéndome a prueba.
 
Una genuina actitud de gratitud tiene el poder de convertir las dificultades en oportunidades, los problemas en soluciones, y las pérdidas en ganancias.

Una genuina actitud de gratitud nos coloca en sintonía con el principio de la abundancia, porque cuando nos hacemos conscientes de todas las bendiciones que tenemos en nuestra vida éstas se multiplican.

Debemos vivir con una profunda actitud de gratitud hacia la vida, ser conscientes de todo lo que ésta nos da, ser conscientes de lo afortunado que somos a cada momento. 

Celebra la vida y sé feliz haciendo de la gratitud una práctica diaria porque, como dijo Cicerón, "la gratitud no solo es la más grande de todas las virtudes, sino la madre de todas las demás".

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

Eternamente, GRACIAS.

Aurora Blanco